Violencia de género

Hace mucho tiempo que quería iniciar en el blog un apartado dedicado a mi vocación y también área profesional, que son la psicología y mi especialización en género y considero que hoy, 25 de noviembre día internacional contra la violencia de género, es un día adecuado para hacerlo.

Violencia de género: tres palabras que por desgracia encierran muchos siglos de historia abarcando a todo tipo de mujeres, no importando edad, cultura, raza, etnia, educación, ideología o clase social.

La violencia de género se considera “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga, o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la privada”.

Conferencia de Beijing (1995).
Con esta definición queda claro que hay muchos tipos de violencia de género: física, psicológica, sexual, cultural, económica, espiritual… y podemos hallarlas en múltiples ámbitos: familiar, laboral, institucional, en medios de comunicación, etc.
En muchas ocasiones, las mujeres reciben más de un tipo de violencia y en más de un ámbito.

Es por tanto una situación muy grave que afecta tanto a la sociedad mundial en tanto en cuanto es considerada también como un serio problema a tener en cuenta en la salud pública.
Aunque hace unos años ha trascendido al espacio público, la violencia de género lleva ejerciéndose en el ámbito privado desde que se estableció el patriarcado. Así pues, la violencia doméstica es una de las más conocidas y estudiadas.
En este caso, hallamos el CICLO DE LA VIOLENCIA, un ciclo que me pparece fundamental conocer y saber detectar si se diera el caso para poder salir de él antes que sea tarde.
Este ciclo se compone de tres fases y fue descrito en 1979 por Leonor Walker.

Ciclo de la violencia

  1. Acumulación de la tensión:
    Es violencia psicológica, la mujer trata de buscarle una explicación a la agresión a través de factores externos como sean el alcohol, estrés, problemas laborales, etc. y con el tiempo trata de importunar lo mínimo posible al agresor cuando aparecen estos factores.
    El agresor en esta fase suele tener el control de la situación siendo consciente de la violencia psicológica que ejerce en la víctima. La víctima por su lado trata de reducir la tensión con estrategias negociadoras que calmen al agresor, a veces funcionan y se vuelve a la normalidad pero en otras ocasiones no funcionan y se pasa a la segunda fase. En el caso que se pase a la segunda fase, la víctima acaba asumiendo la responsabilidad de no haber sabido calmar al agresor (síndrome de la indefensión aprendida).
    Durante esta fase la mujer es consciente de que el agresor puede pasar a la segunda fase, entre otras cuestiones porque las amenazas son frecuentes. La relación entra en una espiral de tensión y violencia cada vez mayor: la víctima se encuentra acorralada entre la tortura psicológica y la pérdida de control y el agresor va reforzando su capacidad de manipulación y control y aumentando la intensidad y la frecuencia de la violencia psicológica.
    En la medida que ambos sienten que la tensión está aumentando, se hace más difícil enfrentarla con sus propias técnicas, el hombre se vuelve más provocador y brutal humillando a la mujer psicológicamente y tratándola de modo cada vez más hostil y ella se ve incapaz de restaurar el equilibrio tal como lo hacía en el inicio de esta fase así que trata de evitar al agresor para no provocar ninguna situación que le haga estallar.
    Él, al notar el progresivo retiro de la mujer, la acosa cada vez más posesivamente encontrando en cada acción de ella, una manera de malinterpretarla hasta que la tensión se hace insoportable.
  2. Explosión violenta:
    En esta fase se sucede el episodio agudo de violencia física, donde el maltratador pretende aleccionar a la mujer. La situación se ha vuelto fuera de control para ambos miembros de la pareja, la mujer activa sus mecanismos de autoprotección normalmente pasivos mientras que el maltratador está enceguecido por su rabia y aunque trata de justificar sus acciones, acaba por no comprender qué ha pasado. La mujer no tiene salida, si responde a la provocación del varón, él se enoja aún más y si no le dice nada, se enfurece igualmente por lo cual, la mujer es golpeada haga lo que haga. No se sabe bien qué es lo que hace al hombre detenerse, mientras tanto la mujer ha comprendido que él no parará así que ni trata de resistirse, muchas veces sufren casos de disociación en los que ven sus cuerpos como algo externo a ellas y más que el dolor, recuerdan el sentimiento de impotencia por no poder hacer nada ante la impunidad del agresor.
    La mujer cuando termina la fase de explosión se siente colapsada emocionalmente con sentimientos de indiferencia y depresión y no suele buscar ayuda externa.
  3. luna de miel< . Es un período de calma en el que el agresor se arrepiente, trata de compensar a la víctima con regalos, promesas de que no volverá a pasar e incluso emprende acciones para demostrárselo como asistir durante un tiempo a terapia, dejar de beber si bebía…, pero en realidad es una manipulación afectiva. El agresor efectivamente puede creer realmente que la segunda fase no volverá a suceder ya que la mujer ha aprendido la lección. En esta fase es cuando la mujer puede tratar de abandonar la relación pero la presión y manipulación de su pareja harán que termine volviendo con él. Con la estrategia de negociación, la víctima terminará creyendo que la violencia es un problema de pareja y que juntos los dos, lograrán acabar con ello, que ella no puede dejarle porque la necesita y los hijos si los hubiere necesitan un padre. En esta fase, el lazo simbiótico se estrecha engañándose mutuamente uno al otro creyendo que podrán solucionar este problema y aumentando su dependencia mutua, hasta que llega un momento que la amabilidad va desapareciendo cediendo de nuevo a la fase 1. Si la mujer ya ha vivido más de un episodio del ciclo, su autoestima cada vez será más débil y se vuelve cómplice de su propia agresión confesando que ama profundamente a su pareja en los momentos que pasan en la fase 3. Por su lado el hombre, manejará a su antojo el paso de cada fase, el ciclo se intensificará y la víctima cada vez será más dependiente de él, disminuyendo sus capacidades psicológicas y de reacción. Hay que tener también en cuenta, que cada vez serán más espaciadas las situaciones de fase 3 hasta terminar desapareciendo.

Vemos que la violencia de género es un área muy amplia, con muchos focos de acción y tremendamente compleja.
En otros posts quizá defina extensamente los tipos y contextos en los que aparece ya que lo considero importante, pero no quería alargar mucho este post por no cansar a quienes lo leáis. En cualquier caso espero haber aclarado un poco los puntos más básicos de la violencia de género.

5 comentarios en «Violencia de género»

  1. Me alegro que hayas decidido a lanzarte y publicar un post sobre un tema tan ttristemente cierto y que está a la orden del día. Efectivamente la violència de género es un campo en el que por desgracia queda mucho camino por hacer, tanto en el sentido de ofrecer ayudas cada vez más eficaces a las víctimas como en el sentido de concienciarlas de que el amor no significa necesariamente sufrir y aguantar los ataques de violencia del agresor. Es cierto que el matrimonio es una situación en la que hay que saber dar y aguantar, pero dadas las circunstancias y la sociedad en que vivimos, hay que tener muy claras las delimitaciones de cada uno.
    Enhorabuena por el post!

  2. En principio muy buen artículo, pero yo, como siempre abogada del diablo, haré un par de matizaciones.
    Caes en el tópico, “contra la mujer”, olvidando que la violencia doméstica puede producirse también entre gays, aun cuando uno de los dos asuma el rol de mujer, y lesbianas, aunque una de ellas actúe como macho.
    Y por otra parte, estereotipas la violencia doméstica, según definiciones académicas, cuando, en mi opinión, es mucho más compleja.
    Para mí, cuando alguien dice a su pareja, por ejemplo: “Cariño, no me gusta que lleves esa falda tan corta…”, o “mi amor, me siento mal cuando hablas con otros/as…”, y prohibiciones similares disfrazadas de súplica con mimos, empieza la violencia de género.
    Por lo demás, genial, como no podía ser menos.

  3. muchas gracias por los comentarios!
    En cuanto a tus apreciaciones, yolanda, me parecen acertadas. Como comenté en el post no quería hacerlo muy extenso así que como veo que el tema tiene interés. estoy pensando en hablar de los micromachismos en algún próximo post.

    Saludos!

  4. Magnífico post y magníficos comentarios los anteriores al mío! Espero que sigas esta línea de artículos. Por desgracia tienes una ardua tarea porque hay demasiado sobre lo que escribir, mucho que divulgar, mucho que aprender de un tema que acompaña a la Humanidad desde la instauración del patriarcado y que hasta hace poco tiempo era considerado un desagradable asunto íntimo y relacionado con la pareja en sí en el que ni la familia ni las instituciones querían intervenir. Hoy en día podemos decir que esta situación está cambiando, pero al mismo tiempo se está produciendo uno de esos movimientos de retroceso tan habituales en la Historia y cada vez son más frecuentes casos de violencia de género en edades tempranas, chicos que deberían haber recibido esa información que hace a quien la maneja menos vulnerable, esa educación que debería lograrque unos y otros nos respetáramos y nos tratáramos con equidad e igualdad. ¡Sigue así, preciosa!

  5. Muy bien expresado y explicado el tema, el trabajo que queda por delante es aún grande, pero para mí este trabajo debe de empezar desde la más tierna infancia tanto a niños como a niñas, vosotras luchadoras no desfallezcáis animo.

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